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INÉS Y ENDIKA

Cuando las bodas son el centro tu vida, tu trabajo e incluso tu pasión, empezar a organizar tu propia boda, da tanta emoción como vértigo.

Son muchos los profesionales del sector que conocemos y con los que no podemos estar más orgullosas de trabajar, y llegado el momento de tener que elegir, os aseguro que ¡no es tarea fácil!

Yo siempre había pensado en una ceremonia religiosa para mi boda, cosa que Endika compartía conmigo. Además uno de mis deseos más grandes era poder cenar junto a nuestros hermanos la noche de antes, despertarme junto a ellos el día de la boda y el día después, desayunar todos juntos para no perdernos ni un solo momento de emoción que poder compartir.

Como tenemos muchos sobrinos, lo ideal era que desde el viernes, todo sucediera en el mismo lugar, y aunque parece tarea sencilla, no lo era tanto.

La temporada anterior a la de nuestra boda, encontramos un complejo, de estos que quitan el sentido, en Santa Gadea del Cid, El Monasterio del Espino. Cumplía todas las premisas que yo ya tenía pensadas para mi boda, por eso, el día que decidimos emprender este bonito camino, el sitio, ya estaba elegido. Fuimos a conocerlo en persona, ya que no habíamos organizado ninguna boda allí y cuando hicimos la primera visita, conocimos sus instalaciones, entramos en la Iglesia (una de las más bonitas que conozco) y charlamos largo y tendido con Laura y Koldo… ¡no había nada más que decir!

La siguiente elección, también estaba tomada. Como ya he dicho, son muchos los profesionales con los que trabajamos y aunque elegir a uno solo es difícil, para el fotógrafo y videógrafo de nuestra boda, no me tembló el pulso, Xabi Vide y Álvaro Santos tenían que estar detrás de las cámaras. Sé que no hay otros profesionales en el mundo mundial mundialoso que me mirasen a través de sus objetivos como ellos lo hicieron, ¡orgullo de compitrueno!

Llegó el turno del vestido. Tantas veces sentada en el banco del atelier de Alicia Rueda, acompañando a nuestras novias a ver como evolucionaba su vestido y ahora, era yo la que se metía entre esas montañas de telas para salir a esa ventana, ¡con mi vestido!

Desde la primera cita, en la que Ali dibujó justo lo que yo tenía en la cabeza, hasta el momento en el que sacó esa tela de flores… ¡madre mía que tela! cada cita era un cúmulo de nervios y emoción. Vivir el proceso de creación de tu vestido de novia, fue para mi una experiencia más que recomendable.

Lo especial que era la tela que finalmente elegimos para la capa y la sobrefalda, hizo que tuviera que renunciar a algunos complementos durante la primera parte del look. Eso sí, a lo que tenía claro que no iba a renunciar era a mi ramo, y es que ¡soy una apasionada de las flores! Borgoña, gris y verde, fueron los colores que predominaron a lo largo de toda la boda y así fue también en el ramo, obra de Fiore, en el que introducimos plumas de faisán para avisar de lo que estaba por llegar en la segunda parte del look.

Los zapatos fueron una elección sencilla, estaba enamorada de los Salo, así que puse rumbo a Madrid y en el mismo viaje aproveché para encargar mis zapatos y los de mis damitas de honor, que llevaban el mismo modelo que yo, en bailarinas. Sus vestidos y capas fueron obra de Marta Ussía.

Del look que eligió Endika para la ocasión, solo puedo decir que ¡miréis las fotos y juzguéis vosotros mismos! He de decir que fue total sorpresa para mi, porque aunque él siempre dijo que se casaría de traje, se animó con un chaqué en color azul combinado con un chaleco, también en tonos azules, de Scalpers, ¡simplemente perfecto! Elegante y sencillo, pero muy él. A mi…¡Me encantó!

De la decoración de la Iglesia se encargó Flores Elorz, ¿habéis visto la entrada? Una mezcla de ramajes y diferentes tipos de hojas verdes: magnolio, eucalipto, ruscus, esparraguera… En el pasillo hasta el altar (nada más y nada menos que treinta y cinco metros) faroles plateados con velas y diferentes verdes combinados, y en el altar magnolios aportando un poco de luz a esa piedra tan bonita y característica del Santuario de Santa María del Espino. Aun recuerdo al equipo de Naiz Sound cantando cuando se abrieron esas puertas, y se me ponen los pelos de punta ¡Sois magia compañeros!

La entrada al cóctel… ¡Una furgoneta antigua repleta de flores como regalo a todas y cada una de nuestras invitadas! Una amante de las flores como yo, no podía pensar en otra cosa como detalle que no fuera un pequeño ramo para cada una de las presentes. ¡El resultado me enamoró!

Y allí, en el cóctel, nos esperaba lo mejor. Un grupo de música (que fue sorpresa para mi) que convirtió el cóctel en una auténtica fiesta, durante el que ningún invitado pudo dejar de bailar. De la decoración floral del cóctel, también se encargo Flores Elorz, y no pudo ser más bonita.

Para el seating plan creamos una estructura de madera de la que colgaban banderolas con las diferentes mesas escritas a caligrafía por Bego Viñuela de Caligrafía Bilbao y entre las que colgaban diferentes soportes con una combinación de flores de la que se encargó Fiore que ¡quitaba el sentido!

La entrada al comedor, no os puedo explicar cómo era de especial… Javier de Flores Elorz buscó la manera de dar forma a nuestras ideas locas, de hacer que la entrada al claustro del monasterio, pareciese la entrada a un bosque, casi casi teniendo que apartar ramas. Además, se encargó de crear por todo el comedor, diferentes estructuras por las paredes que simulaban auténticos árboles. ¡De locos! Aun lo miro, y alucino con que captara tan bien lo que habíamos ideado. Como centros de mesa, Fiore se encargó de combinar estructuras en altura y a ras de mesa para que verdaderamente el comedor fuera, ¡pura magia!

El diseño de las minutas, al igual que el de las invitaciones, fue trabajo de Con Calma Estudio, y Tere de El sueño secreto , mi cómplice en todo esto, y mi wedding planner ese día, me regalo unos platos pintados a mano por Graciela amor al Plato con los que aluciné cuando llegué a mi sitio en el comedor. Además, me cedió el testigo convirtiéndome en, al igual que ella lo fue el día de su boda, la novia de los dos ramos.

El baile lo abrimos bajo las luces de verbena a ritmo de Ed Sheeran con I found the love, donde Tania nos sorprendió con cañones de confeti y los fuegos artificiales ¡más bonitos que he visto nunca!

Ya para el baile en la discoteca, me quité la sobre falda (la capa me la quité para comer), me puse unas bailarinas negras con tachas plateadas de Bimba y Lola y mi corona de plumas negras de M de Paulet de la que no puedo estar más enamorada.

Para cargar pilas durante el baile disfrutamos de una mesa dulce, con los postres más deliciosos y bonitos de Martina de Zuricalday. ¿Cómo son esas tartas? ¡Bonito y rico todo a partes iguales! 

Y como era 25 de Noviembre, y el frío digamos que era… importante, para no parar de bailar, regalamos a todos nuestros invitados ¡babuchas con borreguito!

Además, quisimos contar con el equipo de Kiribox fotomatón para que se divirtieran nuestros invitados, y a los mandos de la música no podía faltar Lander Dj. Con él hicimos nuestra primera boda como wedding planners, y además de un grandísimo profesional, es una persona fabulosa que no quería que faltase en mi boda.

No puedo acabar este post sin dar las GRACIAS.

GRACIAS a mi Tere, mi Sra. Dreams, quien hizo que el día de la boda todo estuviese perfecto y que todo fluyera como debía. Y es que no nos cansaremos nunca de decir, que la figura de un wedding planner además de aportar calma y tranquilidad, es vital para mediar con los posibles contratiempos que puedan surgir tanto durante el proceso de organización, como los del día de la boda, para que cada detalle sea lo que marque la diferencia. Tú, lo clavaste.

GRACIAS a mis chicas, vosotras sabéis quién sois. Era muy importante para mi que estuvierais y disfruté viéndoos disfrutar durante todo el año y ese día. Las palabras con vosotras sobran.

GRACIAS a todo el equipo que nos acompañó durante todo ese año, y en ese día. No me equivoqué, y me ayudasteis a conseguir la boda que siempre había soñado.

GRACIAS infinitas a mi Lu de Special Thingks, y a mi Amaia de Miss Pupet por dejarme radiante a mi, y a parte de mis invitadas. Y a Esther Torralbo y a Mireya por poner bonitas a todas mis chicas.

Unas GRACIAS muy especiales al equipo del Monasterio de Espino, sois un equipo maravilloso y conseguisteis que nos sintiéramos como en casa. Estaremos siempre súper agradecidos.

Y GRACIAS a ti, Endi, porque casarse con una wedding planner… no es fácil 😉

Fotos: Xabi Vide