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SAN Y JULEN

Una de las locuras más bonitas que nos regaló 2017.

Conocerles y vivir con ellos su año, dar forma a su “jungle”, y acompañarles y guiarles en cada paso, ha sido mucho más que un placer.

¿Ella? Un torbellino. Una tía que desborda ilusión y amor por todo, y por todos los que le rodean. Que tenía muchas ideas en su cabeza, y que confío plenamente en nosotras para materializarlas. Que cuando le dijimos “Vamos a hacer de vuestro comedor la jungla más bonita del mundo”… No dudó ni un segundo en que así sería. Acompañarle  al taller de Alicia Rueda en sus pruebas, y vivir en mi primera persona la creación de un vestido tan especial ¡Fue mágico! San quiso contar con nosotras y nuestra opinión en todas y cada una de las decisiones que tomó tanto para su look, como para todo lo que rodeaba la boda, y lo que nos hace sentir eso… ¡Eso es difícil de explicar! El resultado de sus sandalias de Salo Madrid, sus pendientes Legorburu, y su diadema de M de Paulet… ¡Solo tenéis que verlo! ¡Sin palabras San! Tú ya lo sabes 😉

Él. Julen. Su risa, su forma de mirar a San, su abrazo en la boda y ese “’Qué ganas tenía de veros hoy!” que no olvidaremos nunca. Sus palabras bonitas para con nosotras siempre, y su paciencia infinita ante dos Lemons y una novia planificando una jungla 😉 Elegante, serio y a la vez súper risueño estaba impoluto con su chaqué de Scalpers. ¿Y qué nos decís de la elección de su chaleco? ¡No podía estar más guapo nuestro Juli! El detalle sus calcetines de Jimmy Lion con piñas… eso era un aviso ¡De todo lo bonito que estaba por llegar!

Ellos tenían claro el tipo de boda que querían: Una boda religiosa, y una comida en plena naturaleza. ¿Su estilo? Salvaje, tropical, verde y colorido a la vez, que fuese muy especial y diferente, y que no dejase indiferente a nadie.

Recorrimos varias ermitas buscando el emplazamiento perfecto para la ceremonia,  pero Bilbao tenía que estar presente en su boda, y la Catedral de Santiago junto con el Casco Viejo bilbaíno, le ganaron la partida a todo lo que visitamos en un primer momento. Sin duda, estas fotos por las siete calles lo dejan más que claro. ¡No se puede ser más bonitos!

Para el banquete y la fiesta eligieron Jardín de Barretaguren. Una finca con mucho verde, una entrada de bambúes que nos vuelve locas, y un comedor bajo una carpa tensada con muchas posibilidades.

La decoración de su boda comenzó con sus invitaciones. Eligieron a Sergio y a Cata, o lo que es lo mismo a Save the Date Projects y  su colección “Selva” que era ¡Para morir de amor! Hojas de monstera, mucho verde, dorado y toques de colores muy tropicales.

Las flores eran claves en esta boda. Fiore había hecho la boda de Laura, la hermana gemela de Sandra, y es un equipo con el que nosotras trabajamos a la perfección, así que en esta ocasión fuimos de la mano de ellas y de nuevo ¡Bordaron el trabajo!

El toque tropical y selvático empezaba en el ramo de San. Quería algo no muy grande, que fuese manejable pero diferente, que complementase a la perfección su total look, pero que no restase protagonismo al vestido. Juzgad vosotros mismos, pero no hay duda, de que las chicas de Fiore ¡Lo clavaron! La hoja de palma, la protea y esos toquecitos negros en forma de viburnum, iban a estar presentes en la decoración de la boda, y fue la primera pista que Sandra dio a sus invitados cuando cruzó la puerta de la iglesia a cerca de lo que les esperaba.

El día de su boda, no hizo precisamente el tiempo que toda novia sueña para su boda, llovió y mucho, pero el plan B, y las pocas treguas que el cielo nos dio, permitieron que los invitados disfrutasen a lo grande desde que entraron en la finca.

En el frontal de la casa, tuvimos que poner una carpa para la zona del cóctel. Allí les esperaba una zona con sofá y alfombras de Something Special Rugs chulísimas, una zona de mojitos, una de sushi y otra de talos con chorizo de las que se encargo Grupo Iruña. Además la voz de Berta BitterSweet, y el saxo de Naiz Sound, sorprendieron a los presentes poniendo el toque perfecto al momento.

Su entrada… ¡Pasen y vean! Ellos nos comentaron que querían llegar de una forma especial y cañera, y aunque barajamos otras opciones, sin duda el cuatroEle ¡Fue brutal! Con bengalas de color verde, y a ritmo de saxo hicieron su entrada en el Jardín.

Para el seating plan nos decantamos por un diseño muy especial. En nuestras reuniones hubo una frase que repetimos hasta la saciedad, y que además muchos de nuestros novios nos habrán oído más de una vez: “Las bodas deben ser siempre elegantes, precisamente porque son eso, bodas; y no nos podemos permitir caer en topicazos que lleven a convertirla en una fiesta temática.” San y Julen estaban totalmente de acuerdo con nosotras, y por eso, tanto para su seating como para sus números de mesa elegimos el metacrilato. La decoración era muy cañera en global, y necesitábamos la transparencia y la sobriedad de este material para conseguir una buena compensación, y el resultado final que queríamos. Bego Viñuela, de Caligrafía Bilbao, fue la encargada de poner letra al seating plan, y Fiore se encargó de la parte floral.

El banquete era así.

Nosotras quedamos enamoradas con el resultado. Los centros altos y bajos, todos verdes, combinados con nuestras copas malvas, y nuestros salvamanteles de rafia que se intercalaban con hojas de monstera que hacían las veces de los mismos, fueron la clave para generar visualmente diferentes alturas, y jugar con el efecto óptico que esto generaba. Las sillas de bambú que contratamos a Catering Iruña, y un maravilloso columpio que hicimos con todo el cariño del mundo para que sobrevolará la mesa presidencial hicieron el resto.

Los colores de la boda eran el fucsia, el nude, los toques negros que no podían faltar como guiño al estilismo de Sandra, y una buena variedad de verdes. Las mesas auxiliares del cóctel, fueron decoradas con piñas que vaciamos nosotras mismas, y que Fiore dejó así de bonitas. Las flores protagonistas: la protea, la flor de piña, el eringium, los cardos crudos, el viburnum negro y el amaranthys.

Después de la deliciosa comida de Catering Iruña, la empresa Broccoli fue la encargada de poner la merienda 😉 Polos artesanos para todos los invitados. Además, Laura les regaló la presencia del caricaturista Daniel Castelló, con el que los invitados disfrutaron ¡muchísimo! Y como regalos, los invitados pudieron disfrutar de alpargatas, collares de piñas y flamencos, pajaritas tropicales y hasta de borsalinos. El seating plan sufrió una tranformación durante la comida y se convirtió en el rincón de los regalos.



Tras la comida empezaron las sorpresas ¡y el juego de luces! Aitor Madariaga a la cabeza del proyecto de iluminación, Penny Lane a los mandos de la música y La Cabina Gris como encargados del fotomatón, consiguieron que nadie parase de reír y bailar.

Para la recena, Food Truck Factory llegó a la finca, y no faltaron hamburguesas y patatas fritas ¡para nadie!

Como colofón a un 9 de Septiembre mágico, la lluvia no pudo impedir que se lanzaran esos fuegos artificiales que Sandra había preparado para sorprender a Julen, y que sin duda fueron el broche perfecto en una boda ¡de cuento!

Y no queremos acabar este post sin dar las GRACIAS a varias personas:

Lo primero, a vosotros ¡Gracias chicos por confiar en nosotras ciegamente! Lo sabéis todo de sobra, pero que os queremos y que nos tenéis siempre aquí.

Gracias a Lau, por ser cómplice y la hermana que todo el mundo quisiera tener. ¡No podías estar más pibón amore!

Y gracias, y mil veces gracias al equipo de Días de Vino y Rosas por dejarnos en imágenes el mejor recuerdo posible de un día maravilloso. ¡Sois magia chicas!

Fotos: Días de Vino y Rosas